miércoles, 27 de agosto de 2008

Internet ha muerto. La red permanece muerta, y nosotros la matamos. ¿Cómo hemos de confortarnos a nosotros mismos, los más asesinos entre asesinos? Lo que era lo más santo y lo más poderoso del mundo ha sangrado a muerte a manos nuestras, ¿quién nos limpiará la sangre? ¿Qué agua podrá lavarns? ¿Qué festivales de redención, qué juegos sagrados habremos de inventar? ¿No es esta grandeza demasiado grande para nosotros?

3 comentarios:

Guillermo Núñez dijo...

Así habló Alejandrusta.

Ambrosio Cajinas dijo...

¿Y quién mató a la red? Porque a Dios, ya sabemos... ¿o no?

Mario Gensollen dijo...

jajajajajajaja... ¿Y ahora qué sigue? ¿Qué otros cables o señales fantasma nos colmarán la pérdida? ¿A qué debemos ahora tener nostalgia?